UN ÁTOMO DE LUZ .


 

Un átomo de luz emerge,

una pupila que observa la centella,

resplandeciente, radiante, pequeña,

y relativa, como todo ser que se desplaza

en las fragancias de tu cuerpo.

En el alba, en el alba,

donde los sueños se entretejen,

donde la pasión se enciende.

En el alba, en el alba,

donde los besos se despiertan,

donde los labios se acarician.

En el alba, en el alba,

donde los suspiros se funden,

donde el recuerdo se consume.

Se insinúa en los poros de una piel

con alma fugitiva que fluye en el aire,

y comprende,

que simplemente ocurre,

que sucede en la brevedad inestable

que impulsa los besos al azar,

la única alternativa,

el equilibrio que persuade el aliento de vivir

como la llama de una sombra

en la memoria de un suspiro.

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